viernes, 23 de mayo de 2014

La Fuerza

Fascinante.
El mapa político está mutando.
Nuevos partidos, nuevos caretos, nuevos jugadores.
Estamos decidiendo el futuro, al menos el inmediato.
Y tal vez, quiero pensar, plantando una humilde semilla, una oportunidad de diseñar una manera diferente de actuar, de sentir y de hacer las cosas. Poco a poco, suavemente, acabando con uno modo anticuado de percibir el mundo.

Estamos acostumbrados a votar a candidatos con nombre y apellidos y partidos que a rasgos muy generales comprenden nuestras ideas o preocupaciones del momento. Mirando nuestros ombligos, Europa queda tan lejos y es un ente tan abstracto, que a penas nos importa que exista. Y la cosa está tan magra aquí cerquita que ya el hartazgo se transforma en apatía, la rabia en fanatismo y el fracaso en un new style of life. Por eso nos es difícil otear el horizonte, pasear la mirada por el futuro al que un día llegaremos, y si no nosotros, los que nos sigan. Urge solucionar el presente, pero no sirve de nada si no se hace con previsión.

Con optimismo y esperanza, y a pesar de que todavía pecamos de protagonismos estériles y cerrazones de mente, confío en que ese avance de los pequeños partidos signifique el avance de la honestidad, la compasión, la transparencia y el respeto por el Planeta y a sus habitantes, la atención a todo lo que necesitamos. Tarde o temprano se darán cuenta de que lo demás es parafernalia o peor aún,  intereses desalmados.

La inocencia debe tener su espacio, como lo tiene la picardía. Debemos lograr un equilibrio de fuerzas.