miércoles, 19 de septiembre de 2012

Caja de Herramientas

Ayer leí un periódico. No suelo hacerlo. Ni veo el telediario. Me agobian las malas notícias, y encima lo arreglan con el dichoso fútbol, el celebrity-show (que, para qué negarlo, es lo que más me divierte) y un montón de muertes de todas clases, en todas partes, de cualquier forma. Además de las evidentes barridas para casa de las líneas editoriales. Pero hay que decir que son entretenidos, además llevan horóscopo, y de vez en cuando tienen buenas contraportadas. Ayer llevaba una entrevista al economista neoyorquino Stiglitz . Me recordó a la charla de Jordi Évole con el Sr. Anguita.
Ambos invitan a la organización ciudadana. Nos cuentan que es la única manera de vencer a la corrupción, el mercantilismo, el vampirismo y las absurdeces varias a las que nos tienen acostumbrados. La política ya no sirve. Cosa que, quizás, ya sabíamos, pero que dicha ya a través de los medios oficiales da un poco de miedo. Basta de delegar, es el mensaje, hay que implicarse. Quejarse no parece que sea suficiente presión. Y la violencia tampoco sirve, el establishment tiene un escudo, los ciudadanos, no. Los partidos pequeños son barquitas en el océano. El diseño de este sistema democrático no nos favorece. La Independencia surge como las fuentes de Montjuich con la idea de poner barrotes en las fronteras para unos, para otros con la esperanza de un cambio que nos proteja contra la miseria futura. Nos apretan por todos lados, todo sube menos los sueldos, si es que tienes uno. Mientras unos pocos se forran vivos, los otros debemos pagar por tener acceso a los básicos. Es tan escandaloso que deprime. Si los señores serios ya no confían en esta democracia, si dicen que el sistema capitalista no tiene arreglo y opinan que la Política está corrupta sin remedio, habrá que tomarlos en serio. Una cosa es debatir entre amigos, y la otra que mientras lo hagamos, los polos se estén derritiendo, nos estemos arruinando, los ricos nos estén vacilando y la policía esté repartiendo palos a destajo. Así, nos cuentan los señores serios que salen por la Tele, protestando, no conseguiremos nada. Hay que organizarse, participar activamente en los asuntos sociales y, en definitiva, salvar el mundo.¿Y cómo vamos a organizarnos?, ¿ninguno tiene superpoderes?, ¿algún profesor Xavier en la sala?

Mucha gente se queja de que los grupos de apoyo sociales son núcleos pesados, aburridos, anticuados, medio kumbas. La gente tiene curro, y famílias, u otros quehaceres que ocupan su tiempo y absorven su energía. Ir a bostezar o a discutir a una asamblea nos es un plan que apetezca demasiado. De todas formas cumplen labores de las que nadie se ocupa, ya sean algún tipo de ONG, asociaciones vecinales, incluso culturales, o colectivos centrados en poner cazuelas bajo las goteras del Sistema.  Imagino que, dados los últimos acontecimientos, habrán salido nuevos o habrán engrosado ligeramente sus filas. Pero está claro que siguen sin resultar demasiado atractivos. Tal vez necesitemos un reset. Imaginar nuevas y revolucionarias fórmulas, escucharlas, proponerlas, no considerar a priori todo una locura utópica, un remember absurdo, un algo imposible o inalcanzable. Los funcionarios, que están en contacto directo con la realidad en sanidad, educación y empleo, no deben dar ni un paso atrás, hay que seguir luchando, estirando, haciéndose ver y oír y pueden organizarse desde hospitales pirata hasta comedores alternativos para los niños, sin incumplir demasiadas leyes, ayudados por la sección Derecho, que también debe tener sus rebeldes.

Dentro mismo del sistema y en todos sus escalones (políticos, deportistas, periodistas, topmodels, empresarios, hijos de, consortes de, estrellas del libro y la canción, guaperas de cine y televisión, pijerío vario, medicos, científicos, funcionarios, diseñadores de tendencias, publicistas, rancheros, aristócratas, paparazzi...) hay y tiene que haber aún más, personas que estén alucinando con las desfachateces que a diario perpetúan ante nuestras narices humanos sin ningún sentido común. Esas personas que desde su balcón del establishment creían ser tocados por los Dioses, a los que de cualquier manera va a alcanzar el desastre ecológico y que tengan un buen cerebro a parte de apellido, titulito o cuenta bancaria deben definitivamente y con valentía mirar hacia abajo, hacia el pueblo, la plebe, la ciudadanía, la gente, los votantes, congéneres y contemporáneos. Abandonar radicalmente sus puestos en el establishment, conservando sus fortunas y su brillo de exitosos y llevándolos hacia las iniciativas que aseguren un porvenir afortunado para el planeta y para todos nosotros, ricos y pobres.

Ricos y pobres, pobres y ricos, acentuar las diferencias entre unos y otros no ha hecho más que hacernos más estúpidos a todos. Si nos diferenciara el talento, la inteligencia, la honestidad y la sabiduría, nuestra moneda sería mucho más valiosa.

Por nuestra parte quizás podríamos hacer mucho más que juntarnos en reuniones barriales, que ya están bien ahí tapando agujeros, y utilizar las Redes Sociales con mucha más presición. La evolución pasa a través de La Red. Y por utilizar la computadora, directamente, y a todos esos chavales que corren alegremente por los pasillos de las universidades, que dominan las nuevas tecnologías mejor que sus profesores. Así como todos esos cerebros potenciales perdidos en los laboratorios y oficinas, que han olvidado que la misión de la Ciencia y de la Técnica es siempre mejorarnos en todos los sentidos. Esa es la misión de nuestra especie. Cuidar de la Tierra. Conocer el Universo. Expandirnos. Crecer en conjunto.

Tenemos entonces: triunfadores rebeldes+organizaciones+Red

Las herramientas, ¿serían suficientes?

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