martes, 1 de mayo de 2012

Trabajo

Es curioso, cuando me da por pensar en Lo Básico (entretenimientos rarunos que tiene una), el trabajo es una de las cosas que suelo dejarme.
Con Lo Básico me refiero a aquellas cosas que la Humanidad necesita para sentirse a gusto y poder continuar su misión de expansión, porque...¿qué otra misión parecemos tener? O somos viajeros, como polen, y nos  reproducimos por el Universo (nuestro propio planeta ya está claramente poblado) o somos una plaga cuya única diversión es acabar con La Tierra. Me inclino por la idea de que obecedemos a un instinto superior que nos empuja a expandirnos, y que nos hemos quedado pelín estancados.
Parece que al Ser Humano no le bastaba con  realizar esta misión,  tan fácil y placentera a primera vista, si no que además se buscó la manera de hacerlo construyendo preciosas y sofisticadas herramientas y a expresar sus deseos mediante la imagen y el sonido, con una destreza sorprendente. A mí me parece maravilloso. Que un animalito que podría estar durmiendo siestas eternas y alimentándose sin problema, invierta su tiempo y su estructura biológica en crear materiales artificiales, inventar energías, tratar de llegar a los planetas más cercanos, construir esculturas para vivir dentro de ellas, o volar, o cruzar La Tierra, o hacer un retrato de su entorno, me parece brutal. Al Ser Humano no le basta con expandirse, quiere hacerlo en sociedad, a su estilo, y a lo grande.
Con la misma destreza, el Ser Humano sirve a la Misión peleando por imponer una genética a otra, luchando para que sus famílias sobrevivan, aunque sea a costa de otras. Por eso la imaginación humana también ha inventado armas, entramados, sistemas, que perpetúen, que sobrevivan, de unas generaciones a otras, asegurando así su linaje. Fue así de antiguo, ahora igual, sólo que con más adornos.
Con las computadoras y  La Red la cosa cambia. Nos iguala a todos. Nos igualaría bastante. Es un salto cuántico, un punto y a parte, una energía nueva, una herramienta con un poder que aún está en desarrollo. Las ideas que antes se quedaban en grupúsculos, que tardaban años en llegar de una punta a otra del mundo, pueden llegar ahora con mayor velocidad, recién recolectadas.
Pero una no puede, no debe, quedarse enganchada a la pantalla. Si esas ideas no saltan a la calle, no se hacen materia y realidad palpable, no sirven.  Sería eyacular en vano. Estos espermatozoides meméticos deben saltar la barrera del cyberespacio y alcanzar el óvulo para hacerse carne.
Antes de saltar a la calle, deberíamos, quizás, ponernos de acuerdo en qué es lo que queremos cambiar, si tanto empeño hay en ello. Unos pueden meditar para canalizar la energía, otros pueden graffitear las paredes con mensajes, otros pueden manifestarse con sus respectivas banderas al hombro, cada uno lo hará a su estilo, identificándose con la tribu que más le convenga, pero lo que no puede hacerse, si se quiere obtener un resultado tangible, es tirar de la cosa en direcciones distintas. Como los estilos son tan variados y todo el mundo quiere llevarse al futuro un pedacito de lo suyo con sobrecogedora nostalgia, lo único que podemos hacer es llegar a un acuerdo de básicos.
Por lo básico yo siempre he entendido algunas cosas como: Sanidad, Educación, Alimento, Vivienda, Transporte y Trabajo. He intentado, sin mucho acierto, expresarme a cerca de cada una de estas cosas, pero es verdad que por el Trabajo he pasado de puntillas. Hoy, uno de mayo, festivo, el día al año que le dan a lo que se llama la Clase Trabajadora, después de todo lo que estamos sacando en sucio de lo que se llama las Clases Altas (aristocracia, empresas, bancas, millonetis, y políticos), es un buen día para reivindicar, planetarse y negociar como queremos que sea EL TRABAJO.
De momento al trabajo lo consideramos un básico por que es lo que nos permite acceder a los demás básicos. Sin trabajo, sin dinero, no podemos cuidar nuestra salud (hay que pagar en las farmacias, hay que cotizar o pagarse una mutua), no podríamos recibir educación, ni comprar alimentos o papel de WC, viviríamos debajo de un puente, no podríamos pillar el metro ni desplazarnos de otra forma que no fuera a pie. ¿No hay algo raro aquí? No es el trabajo honrado, útil, realizado con dedicación, con amor, con pasión, lo que nos mueve, si no la consecución de unas monedas, que a cambio de nuestro tiempo y esfuerzo, nos pagarán un techo, el pan, la movilidad, la salud y el conocimiento.
Sinceramente este sistema organizativo me parece asqueroso. Promueve el aburrimiento, la insatisfacción y la injusticia. 
El trabajo debería ser un básico porque todo ser humano necesita una ocupación, algo que hacer, no puede remediarlo, imposible tener las manos quietas, la mente desocupada.  Pero el sistema de selección, de distribución y de enfoque del trabajo que sufrimos, nos convierte, a la mayoría menos afortunada, en esclavos. Unos pocos se saltan las leyes para vivir como quieren, a unos cuantos las leyes los atan para impedírselo.
Yo me alegro de que unos pocos disfruten la vida, pero es que quiero poder hacerlo yo también, sin entrar en competencia a ver si puedo vender mi cuerpo, mis ideas o mi tiempo a cambio.
Quiero aportar al conjunto lo mejor de mí misma, lo poco que sepa hacer, con la mayor de las ilusiones, pero no quiero hacerlo en un  horario, en una forma, que me convierta en una máquina. Para eso ya están los robots.

APUESTO POR UN FUTURO MECANIZADO Y TECNOLÓGICO, AVANZADO, QUE NOS PERMITA EXPANDIR NUESTRA IMAGINACIÓN POR EL UNIVERSO, COMO SERES HUMANOS SANOS, CONTENTOS, EMPÁTICOS, ARTÍSTICOS, CUIDADOSOS Y CUIDADOS

Las clases son cosa del pasado. Las fronteras, todo lo que nos divide en paquetes enormes, son el sintoma más claro de una sociedad que todavía no ha asumido de donde viene, donde está y no tiene ni idea de a donde ir.

Me disculparán si hoy no he sacado mi cuerpo a la calle. Pero es que estoy un poco cansada de gritar sin ser escuchada. La respuesta de los que tienen la sartén por el mango es de escándalo. Pero me niego a quedarme en la indignación, que es un estado de ánimo muy malo para la piel. Salí a la calle el 15M y vi cosas muy interesantes, me contagió el espíritu. Pero ne temo que tendremos que estrujarnos un poco más el cerebro si queremos que  algo cambie.

4 comentarios:

  1. Creo que nos están obligando a que el siguiente paso sea colocar a cada uno en su sitio tirando de algo que he leído en algún sitio que dice: "Con la misma destreza, el Ser Humano sirve a la Misión peleando por imponer una genética a otra, luchando para que sus famílias sobrevivan, aunque sea a costa de otras. Por eso la imaginación humana también ha inventado armas, entramados, sistemas, que perpetúen, que sobrevivan, de unas generaciones a otras, asegurando así su linaje. Fue así de antiguo, ahora igual, sólo que con más adornos". Suena bárbaro, pero quizás sólo queda la acción directa.

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    1. Creo que la acción más directa y menos sangrienta es tomar conciencia de como hemos llegado hasta aquí. Pero para cambiar las cosas, sería más útil que las mismas familias que regentan el poder (y/o sus lameculos más cercanos) también lo hicieran. Como todo esto es una deseo naif,habrá que encontrar la manera de que la razón prevalezca sobre los intereses personales. Queda mucho por delante. Terrícolas Unidos jamás serán vencidos.
      Gracias :)

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  2. Me ha encantado. No sé hasta qué punto coincido por querer coincidir, o por coincidencia de opinión genuina. Sea como fuere, me ha pasado como con la buena poesía, donde uno siente que expresa lo que piesa y que le resulta difícil explicar por sí mismo.

    En lo concreto, me he quedado estupefacto al leer “el Ser Humano sirve a la Misión”, pues ese es el motivo de ser de un servidor, tal cual, desde hace muchos años, por el bien común, sin más directriz que esa, sin atender a doctrinas ni dogmatismos de mesías de ningún tipo, con el propósito de servir constructivamente a la Humanidad.

    También comparto el que las computadoras y la red de comunicaciones global (Internet) permiten la igualación, por la facilidad de hacer llegar la información, cuando anteriormente el acceso a la misma suponía condenar al ostracismo intelectual al grueso de la población, por lo costoso de la transmisión de conocimiento. Vuelvo a coincidir en que las clases son cosa del pasado, pues hoy en día, al menos de momento, y al menos en el primer mundo, cualquiera con inquietudes tiene acceso de manera prácticamente gratuita al grueso del conocimiento de la humanidad. En lo de la “conciencia de clase” comprendo que haya gente que todavía la tenga, pero a mi modo de ver, y coincidiendo con usted, creo, hoy en día las personas no tienen las barreras infranqueables de otras épocas: quien quiere ser, es, y no lo evita ni Dios, todo lo demás, me parecen excusas de mediocres y lloricas (habrá excepciones, no lo digo para ofender a nadie).

    En el apartado del trabajo, coincido en la repulsa por la mala organización, que provoca una infrautilización de las personas, que lleva, como apunta, al aburrimiento, la insatisfacción, y la injusticia, e infiero que a la frustración y el abandono del anhelo por un mundo mejor, arribando a la desesperación, para anclar en el tedio.

    El párrafo en mayúsculas me parece tremendo, a mi modo de ver, enumera elementos clave. Con la salud y la empatía como magnitudes fundamentales, y el resto como magnitudes derivadas, en mi opinión los humanos seríamos mucho más felices. En lo práctico, complementaría la “educación para la ciudadanía” con “educación para la empatía”, citando al “quien da se da” y el “quien no da se quita” de Jodorowsky en la primera página.

    El post como conjunto me parece inspirado, generoso, sensible, y bello, en sintonía con su talento y buen gusto. Kudos, Terrícola.

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