miércoles, 30 de mayo de 2012

Don Dinero

Me gustaría saber si alguien ha propuesto alguna vez un sistema de producción, de economía, distinto al que sufrimos, y me pregunto porqué no lo estudian quienes se dedican a estos menesteres. Yo misma me interesaría, pero estoy demasiado ocupada en explotar mis recursos para el día, que tan oscuro se presenta, de mañana.
Pero sí he estado observando, desde mi rinconcito, que todos los problemas que tenemos están relacionados con el dinero. 
Mi conclusión es que el dinero es caca.
Una caca que necesito para pagar un techo y comida, porque todas mis otras necesidades no están en venta ni pueden satisfacerse con moneda. 
Parece que la caca se acaba.
Y si no hay caca, no hay trabajo, no hay casa, no hay de comer.
También el que nada en la mierda está acojonado.
El dinero sirve si fluye.

Me imagino, a lo ci-fi, un futuro en el que el dinero no sean más que dígitos acumulables, controlado su flujo por una máquina de eficiencia implacable, programada para repartir el dinero cuando sobra. La moneda en papel es ya un atavismo. La gente intercambia puntos con un dispositivo, cuando desea obtener el trabajo de otro. Pero lo básico está cubierto. No hay herencias, sólo viviendas ocupables. Hay comida suficiente, también puede repartirse. Los Robots trabajan para la Humanidad construyendo, realizando tareas peligrosas, encargándose de lo que necesita una ecuanimidad fuera de duda. Hemos conseguido viajar a otros planetas y organizarnos de formas distintas, experimentando. La sanidad, la información, la formación y la educación no se pagan y son continuadas, cualquiera puede acceder a ella cuando le plazca.

La energía debe fluír, como el aire.
El agua no debería pertenecer a nadie.
La electricidad podría ser planetaria, contínua y gratuíta.
El dinero es el Anillo Único.
La Red será Libre.
La Tierra es nuestra base.
El Universo nos espera.

Hagámoslo fácil.


domingo, 13 de mayo de 2012

Crónica del #12 m el #13 m, desde mi ombligo

Qué bonita es Barcelona, a pesar del olor a crema solar de los guiris. Qué edificios tan preciosos, qué gente tan simpática, y creativa, y activa, qué lujo ibérico las tiendas del paseo de gracia. Yo cuando paso por ahí, lo flipo. El escaparatismo es un arte. Los precios y el rollo elitista es lo que aburre. Como el año pasado, y varias veces este año,  bajo hacia plaza Catalunya con una camiseta futurista. Que no se diga. Y eso que no me gustan las banderas. Ja, ja. Lo que pasa es que sólo me gusta la mía. 

Claro, ayer no pude ir y hoy no sé qué voy a encontrarme. De momento, el Paseo está plagado de turistas encantados y paseantes ocasionales. Me he perdido la euforia colectiva de la súpermani. Me da pena, porque es un sentimiento embriagador...Terrícolas Unidos y todo eso. Vamos retransmitiendo la jugada, tetatet (disculpen el butiflé) mi amigo Jordi y yo, que usamos la imaginación muy a menudo como forma de diversión. Y lo comentamos todo.

Llegamos a la Plaza Catalunya. De lejos parece un poblado galo. Una vez dentro es un círculo, centralizado por las palomas, ribeteado de paraditas con información. Los stands son comisiones. Si están familiarizados con el lenguaje asambleario, ya saben lo que significa. División del trabajo. Las propuestas de  Plaza Catalunya, como foco en Barcelona del 15m, el 1215m y demás motes, me han quedado clarísimas. Son gente que se ha visto con ganas de respresentar a sectores de preocupación, básicamente: vivienda, educación, sanidad, trabajo, comunicación y, bueno, en fin, también estaban las Feministas Indignadas. Seguramente son excelentes personas, pero cuando he visto el nombre me han entrado todos los chistes. Y eso que la situación de la mujer en el mundo sigue siendo un pasadismo insostenible cuya evolución es tan lenta que a veces desespera. Pero vamos, que llamarse Feministas Indignadas es como para montar un grupo a lo Vulpess. Ouyeah.

Cada paradita tiene incluso algo de merchandising, para autofinanciarse un poco, y flyers informativos. Todo al estilo Woodstock, que es lo que a mí me mata, aaarg, pero si luego el glam y el punk arrasaron con eso, ¿qué hace ahí todavía?, un poco de Devo y Aviador Droooo. Me pierde la estética. Lo que veo, consideraciones fashion a parte, es una feria informativa. Hemos estado escuchando un rato a Ada, una antigua amiga nuestra, dando leña al asunto de las hipotecas. Pero, ¿quién querría atarse de por vida a un prestamista por un techo pudiendo alquilarlo, okuparlo o compartirlo? Veo que muchas personas. Y me dejo de mirar el ombligo por un instante. También están las radios libres, en su sitio, donde merecen estar, como altavoces del latido popular, las radios de la ciudadanía. Y poco más, hoy. Pero ya está bien. Creo que lo que pasa en las plazas es un resumen de lo que se está moviendo de manera generalizada,  con unos objetivos concretos y detallados. Y todos son puntos que hay que cuestionar. Cumplen y cubren una buena cantidad de tendencias encaminadas hacia un posible equilibrio, o por lo menos, alarman de fallos que vale la pena revisar.

La fecha 15 de mayo de 2011 la tengo registrada en la memoria como un pico de energía creativa colectiva y me alegro muchísimo de haberla vivido. Lo que queda de ese subidón me parece aceptable y adecuado. Pero a  mí me tira el futuro. Es un vicio. Pienso en ci-fi. Tengo prisa. La visita a la plaza y el consejo de dos  buenos amigos me han enseñado que no se puede hacer fast-forward sin pasar sobre la cinta. Así que vamos allá, empujemos. De cualquier forma, sentimos la necesidad de hacerlo, olemos el cambio, estamos inmersos en él y hay que vivirlo. Hay que formar parte. Hay que señalar caminos. Hay que borrar fronteras, imaginar nuevas fórmulas, seguir explorando, seguir creando, que es lo que mejor se nos da. No me digan que el Ser Humano no  es fascinante. ¿Quién sabe qué saldrá de todo esto? Eso es lo que acojona realmente, que nadie lo sabe.


martes, 1 de mayo de 2012

Trabajo

Es curioso, cuando me da por pensar en Lo Básico (entretenimientos rarunos que tiene una), el trabajo es una de las cosas que suelo dejarme.
Con Lo Básico me refiero a aquellas cosas que la Humanidad necesita para sentirse a gusto y poder continuar su misión de expansión, porque...¿qué otra misión parecemos tener? O somos viajeros, como polen, y nos  reproducimos por el Universo (nuestro propio planeta ya está claramente poblado) o somos una plaga cuya única diversión es acabar con La Tierra. Me inclino por la idea de que obecedemos a un instinto superior que nos empuja a expandirnos, y que nos hemos quedado pelín estancados.
Parece que al Ser Humano no le bastaba con  realizar esta misión,  tan fácil y placentera a primera vista, si no que además se buscó la manera de hacerlo construyendo preciosas y sofisticadas herramientas y a expresar sus deseos mediante la imagen y el sonido, con una destreza sorprendente. A mí me parece maravilloso. Que un animalito que podría estar durmiendo siestas eternas y alimentándose sin problema, invierta su tiempo y su estructura biológica en crear materiales artificiales, inventar energías, tratar de llegar a los planetas más cercanos, construir esculturas para vivir dentro de ellas, o volar, o cruzar La Tierra, o hacer un retrato de su entorno, me parece brutal. Al Ser Humano no le basta con expandirse, quiere hacerlo en sociedad, a su estilo, y a lo grande.
Con la misma destreza, el Ser Humano sirve a la Misión peleando por imponer una genética a otra, luchando para que sus famílias sobrevivan, aunque sea a costa de otras. Por eso la imaginación humana también ha inventado armas, entramados, sistemas, que perpetúen, que sobrevivan, de unas generaciones a otras, asegurando así su linaje. Fue así de antiguo, ahora igual, sólo que con más adornos.
Con las computadoras y  La Red la cosa cambia. Nos iguala a todos. Nos igualaría bastante. Es un salto cuántico, un punto y a parte, una energía nueva, una herramienta con un poder que aún está en desarrollo. Las ideas que antes se quedaban en grupúsculos, que tardaban años en llegar de una punta a otra del mundo, pueden llegar ahora con mayor velocidad, recién recolectadas.
Pero una no puede, no debe, quedarse enganchada a la pantalla. Si esas ideas no saltan a la calle, no se hacen materia y realidad palpable, no sirven.  Sería eyacular en vano. Estos espermatozoides meméticos deben saltar la barrera del cyberespacio y alcanzar el óvulo para hacerse carne.
Antes de saltar a la calle, deberíamos, quizás, ponernos de acuerdo en qué es lo que queremos cambiar, si tanto empeño hay en ello. Unos pueden meditar para canalizar la energía, otros pueden graffitear las paredes con mensajes, otros pueden manifestarse con sus respectivas banderas al hombro, cada uno lo hará a su estilo, identificándose con la tribu que más le convenga, pero lo que no puede hacerse, si se quiere obtener un resultado tangible, es tirar de la cosa en direcciones distintas. Como los estilos son tan variados y todo el mundo quiere llevarse al futuro un pedacito de lo suyo con sobrecogedora nostalgia, lo único que podemos hacer es llegar a un acuerdo de básicos.
Por lo básico yo siempre he entendido algunas cosas como: Sanidad, Educación, Alimento, Vivienda, Transporte y Trabajo. He intentado, sin mucho acierto, expresarme a cerca de cada una de estas cosas, pero es verdad que por el Trabajo he pasado de puntillas. Hoy, uno de mayo, festivo, el día al año que le dan a lo que se llama la Clase Trabajadora, después de todo lo que estamos sacando en sucio de lo que se llama las Clases Altas (aristocracia, empresas, bancas, millonetis, y políticos), es un buen día para reivindicar, planetarse y negociar como queremos que sea EL TRABAJO.
De momento al trabajo lo consideramos un básico por que es lo que nos permite acceder a los demás básicos. Sin trabajo, sin dinero, no podemos cuidar nuestra salud (hay que pagar en las farmacias, hay que cotizar o pagarse una mutua), no podríamos recibir educación, ni comprar alimentos o papel de WC, viviríamos debajo de un puente, no podríamos pillar el metro ni desplazarnos de otra forma que no fuera a pie. ¿No hay algo raro aquí? No es el trabajo honrado, útil, realizado con dedicación, con amor, con pasión, lo que nos mueve, si no la consecución de unas monedas, que a cambio de nuestro tiempo y esfuerzo, nos pagarán un techo, el pan, la movilidad, la salud y el conocimiento.
Sinceramente este sistema organizativo me parece asqueroso. Promueve el aburrimiento, la insatisfacción y la injusticia. 
El trabajo debería ser un básico porque todo ser humano necesita una ocupación, algo que hacer, no puede remediarlo, imposible tener las manos quietas, la mente desocupada.  Pero el sistema de selección, de distribución y de enfoque del trabajo que sufrimos, nos convierte, a la mayoría menos afortunada, en esclavos. Unos pocos se saltan las leyes para vivir como quieren, a unos cuantos las leyes los atan para impedírselo.
Yo me alegro de que unos pocos disfruten la vida, pero es que quiero poder hacerlo yo también, sin entrar en competencia a ver si puedo vender mi cuerpo, mis ideas o mi tiempo a cambio.
Quiero aportar al conjunto lo mejor de mí misma, lo poco que sepa hacer, con la mayor de las ilusiones, pero no quiero hacerlo en un  horario, en una forma, que me convierta en una máquina. Para eso ya están los robots.

APUESTO POR UN FUTURO MECANIZADO Y TECNOLÓGICO, AVANZADO, QUE NOS PERMITA EXPANDIR NUESTRA IMAGINACIÓN POR EL UNIVERSO, COMO SERES HUMANOS SANOS, CONTENTOS, EMPÁTICOS, ARTÍSTICOS, CUIDADOSOS Y CUIDADOS

Las clases son cosa del pasado. Las fronteras, todo lo que nos divide en paquetes enormes, son el sintoma más claro de una sociedad que todavía no ha asumido de donde viene, donde está y no tiene ni idea de a donde ir.

Me disculparán si hoy no he sacado mi cuerpo a la calle. Pero es que estoy un poco cansada de gritar sin ser escuchada. La respuesta de los que tienen la sartén por el mango es de escándalo. Pero me niego a quedarme en la indignación, que es un estado de ánimo muy malo para la piel. Salí a la calle el 15M y vi cosas muy interesantes, me contagió el espíritu. Pero ne temo que tendremos que estrujarnos un poco más el cerebro si queremos que  algo cambie.