domingo, 25 de diciembre de 2011

Felicitación

Esta está siendo una Navidad extraña, las conversaciones en la mesa son tensas, nadie tiene un duro, se las ven venir negras. Peligro en el ambiente. Les digo que yo siempre vivo en precario, y muchos amigos míos también, sin perder el estilo y sorteando las visicitudes, sin hipotecas, sin hijos, sin coche, compartiendo piso la mayoría, con trabajos por debajo de sus talentos, comprando ropa en las rebajas y poniendo la imaginación a trabajar,  y la verdad, dentro de lo que cabe, diría que somos bastante felices. Con eso no defiendo la escasez, pues estoy a favor de la abundancia, pero de la abundancia en bienes comunes. Si la energía, el agua, el alimento, la vivienda, la salud y la educación son abundantes, de calidad, bien repartidos, obviamente gratuítos y estructurados de manera eficiente, nuestras necesidades básicas estarían cubiertas y los seres humanos podríamos dedicarnos a otros menesteres más interesantes y elevados. Si no que con el presumir de llevar una vida humilde quería decir que el egoísmo de querer lo mejor para sí; pisos de propiedad, una familia estándard, un cochazo nuevo, ropa de temporada de marcas con caché, sanidad privada que te atiende rápido, escuelas en las que los contactos sociales prometan cierto porvenir, por supuesto espoleados por una sociedad basada en el comercio, nos ha hecho tal vez olvidar la aportación personal de cada individuo a lo común. Ahora, cuando a uno le tocan el sueldo, la paga extra, el cole de los niños, el crédito bancario, ahora se da cuenta de lo que necesita. Y de repente hasta puede que se solidarice con el de al lado para buscar soluciones...comunes. 
Así que a pesar de las incongruencias, los surrealismos, las desfachateces, los errores garrafales y las crueldades de las noticias que nos llegan cada día, yo le rezo a Tesla para que la humanidad se decante más por su conexión inalámbrica planetaria que por su Rayo de la Muerte. Que no digo que no sea el espíritu navideño, que lo dudo, pero no puedo evitar ver cosas positivas en esta catársis, o crisis, como quieran llamarle. 

Les deseo un feliz año 2012.

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