viernes, 28 de octubre de 2011

Votar S.A

Yo no voto. Esa es mi táctica. Y me encantaría comprobar qué pasaría si una mayoría absoluta de ciudadanos  se negara a participar en esos Juegos Olímpicos de la Democracia, en esa Champions League en la que se enfrentan dos grandes equipos, dos grandes partidos que representan ideas opuestas, en teoría, distintas empresas a la práctica. Pero también tengo curiosidad por el nuevo experimento que se propone: votar a pequeños partidos y prescindir de los dos dinosaurios Izquierda-Derecha. De momento, lo que van a conseguir es que la Derecha acapare los gobiernos y con ellos las políticas económicas en detrimento de las sociales. O sea excatamente lo contrario a lo que se pretende. Las gentes de derechas, ya se sabe, más lentas, menos atrevidas, más anticuadas y puede que hasta más egoístas, tardarán mucho más, si lo hacen, en llegar a conclusiones de corte planetario. Pero los fachas del tipo friki marbellí están en peligro de extinción tanto como los progres del destape. Es una cuestión de velocidades.
En mi humilde opinión de dependientilla y cantantucha nada va a cambiar de manera radical, más bien creo que estamos sufriendo una transformación lenta, empujados por los resultados visibles de la  avaricia de unos pocos. Es una era glaciar que acabará con las ideas que ya no sirven. Es natural que algunos gigantes se quejen y coleen, y puede que sus latigazos nos hieran. Pero hay algo que será imparable. Los conociemientos que heredarán las nuevas generaciones aumentarán la lupa con la que miran el mundo.
No creo que ahora vaya a cambiar nada, digo, de manera radical. Lo más probable, y lo más lógico, es que lleguemos a un acuerdo de mínimos bajo los que toda la humanidad pueda vivir. Y eso no es nada nuevo, pero ahora con los medios a nuestro alcance, la manipulación, la mentira, el desvío de atención, se va haciendo cada vez más difícil mantenernos aislados, domesticados y obedientes.
Es a las Empresas a las que debemos orientar la mirada. Y hacia nosotros mimos. Sin clientes no hay mercado. Nosotros somos los que sostenemos el sistema. Una Democracia Real, ahora mismo, significaría saber a qué empresas estamos votando y a qué familiares de quién estamos dando trabajo. Si son empresas relacionadas con el Vaticano, por ejemplo, o pertenecen a tal banco, o se mantienen vendiendo armas de tapadillo o vaya-usted-a-saber qué otros demoníacos chanchullos, y si son empresas contaminantes, cual es el estado de sus cuentas, qué pretenden vendernos para la nueva temporada, etc. Por que eso es exactamente lo que estamos votando a ciegas. 

domingo, 23 de octubre de 2011

Blablaísmos

Hoy estoy contenta. No sé, algo me dice que no es tan difícil ponernos de acuerdo.
O al menos esa es la señal que me llega de mi entorno inmediato, me refiero a amigos, familia, conocidos y amigos de las redes sociales. Que, algunos más exitosos o suertudos que otros, pertenecen en su clara mayoría a un grupo de nivel económico de llevadero a soportable, aunque con dificultades; de nivel educativo medio, más bien por culpa del sistema que por sus buenas capacidades, pero bastante informados e incluso cultos¨a pesar de todo; y de nivel vital en ritmo de crecimiento hacia edades adultas que no son tan desgaradables como pensábamos. Es decir, el entorno que me transmite la sensación de optimismo y esperanza es gente que está intentando hacer de sus vidas algo interesante, buscando la felicidad propia, un camino que inspire, un algo con lo que se pueda convivir. Y estoy contenta porque pienso que si somos capaces de aspirar a la mejoría, si somos capaces de transmutar convicciones, dogmas aprendidos, deseos, pensamientos, para adaptarnos mejor a nuestro alrededor estando a gusto con nosotros mismos pese a las aflicciones, las escaseces y la mala suerte, también seremos capaces, e incluso rápidos, en pasar a la acción si el planeta nos necesita.
A veces pienso que pienso como uno de esos frikis del gran advenimiento de los OVNIS. Conciencia planetaria. Un mundo sin fronteras. Robots para hacernos la vida mejor. Una megacomputadora que gestione equitativamente nuestros recursos. Un lugar donde todo el mundo tenga un hogar decente. En el que las enfermedades tengan cura y podamos aspirar a una vida más larga y más resistente. Y ya, de paso, teletransportación.
Bueno, pues yo pienso así.
Y también aprendo mucho de los demócratas que tienen fe en lo común público, de los señores y señoras de antes que se debían fidelidad y compañía para toda la vida, de los nacionalistas que aman con posesividad, de las chicas monas que no saben de política pero sí mucho de arte y de la amistad, de los anarquistas antiguos y su abrazo a la Tierra, de los asamblearios que sacrifican su tiempo a la causa, de toda aquella persona que siente el latido y el impulso de estar vivo e intentar hacerlo bien.
Claro, yo no tengo ningún contacto con estrellas del rock, de la política, de la religión, del cine, de la tele, con multimillonarios, top-models o deportistas. No conozco a nadie que no sea de en medio. Y si en lo horizontal las cosas prometen, desde mi vertical no veo el cielo poblado de muchas estrellas resplandecientes, si no de gente que está colgada de globos que nosotros sostenemos. ¿Qué pasaría si los hilos se soltaran? Sólo pregunto. No me veo capaz de prescindir de cosas que me gustan mucho y que son productos generados por nuestro sistema económico. Pero creo que hago bien en no lanzarme a lo loco a poseer todo lo que me venden. 
Y si miro hacia abajo de mi vertical, lo que veo es a seres humanos que deberían tener la oportunidad de decidir por sí mismos, que es lo que necesita esta especie para avanzar hacia el siguiente paso. Y no me siento culpable de su precariedad porque yo no nací en ningún sitio donde se puedan cambiar las cosas de verdad. No tengo poder ninguno. Sólo opinión y la lengua larga.  Y un dedito aficionado al "Compartir".
En fin, lo que quería decir es que veo a la gente capaz de ponerse de acuerdo, de dejar a un lado las emociones particulares, las recillas pueblerinas, e incluso arremangarse si hace falta, que no se nos caerán los anillos por dejar de mirarnos el ombligo. Escuchándonos unos a otros las verdades saldrán solas.
Los músicos sabemos de esto, es imposible tocar algo juntos que suene agradable si no escuchamos los ritmos y melodías que está tocando el otro,  y las combinaciones individuales dan lugar a una sola voz que es la canción, cargada de las distintas aportaciones, perfectamente audibles por separado, pero sonando como una sólida estructura.





jueves, 13 de octubre de 2011

Poblenou, ayer

Ayer noche yo estaba en Poblenou, en casa de mi amiga Laura, celebrando el cumple de Gemma. Estábamos en el patio interior, tranquilamente. Era una tarde de fiesta, porque ayer era 12 de Octubre, según algunos el día de la Hispanidad, una chorrada como cualquier otra, para la mayoría una excusa para tener un respiro en medio de la semana laboral.
Pues bien, estábamos, como digo, muy tranquilitas preguntando al Tarot, cuando, de repente, empezamos a escuchar griterío desde la calle. Lo primero preguntarnos si hay fútbol, porque cuando juega el FB Barcelona también se oye jolgorio zombi desde el patio. Entonces nos pareció oir más bien gritos reivindicativos: "Es una manifestación", dijimos. Hasta caer en la cuenta de la fecha y entender las consignas que nos llegaban: "Fora feixistes del nostre barri" y esas cosas. Y en cuestión de segundos: CRASH, POOOM...y demás onomatopeyas. Vidrios rotos, sonido de persianas sacudidas y varias voces unidas en un OOOOOM tipo ejército de orcos, como en una pequeña guerra de trogloditas. Y nosotras ahí sin ver nada, sólo con el sonido recibido, imaginando lo que pudiera haber ocurrido realmente. Cuando Gemma y yo salimos a la calle a buscar el metro para ir al ensayo nos encontramos con una visión postnuclear. Un montón de vecinos dispersados comentando la jugada. Y las calles de alrededor de la parada del metro de Poblenou sitiadas literalmente por furgones policiales y antidisturbios con sus mejores galas. Una pareja de inocentes viejos intentó a la vez que nosotras entrar al metro. Pero los trabajadores del subterráneo, tras las barras de la puerta metálica, nos explicaron que el metro, en todo el barrio, estaba cerrado. O sea, para salir de Poblenou, tuvimos que ir hasta El Clot. A mí me pareció exageradísimo. Cada año por la misma fecha pasan cosas parecidas, es la cita anual de unos antiguos enemigos entre sí, y quedan para darse de óstias, un entretenimiento bastante estúpido que no tiene demasiado interés para el resto de ciudadanos a los que se la rempampinfla tanto la Hispanidad, la alemania nazi, la España de Franco como la obsesión justiciera skinkumba,  por ponerse la cara morada entre sí. La verdad es que si quieren pegarse no encuentro problema, pero sería más práctico que quedaran en un descampado y se mataran, si quieren, sin manchar el asfalto ni molestar a los demás. Batalla campal, desahogo de adrenalina, afirmación de identidades, y luego la Seguridad Social, que pagamos entre todos y que nos están quitando impunemente, ya les coserá las heridas en el cráneo. Iríamos más rápidos si, antes de salir a hacer el ridículo por la ciudad, fueran directamente al psiquiatra a por unas pastillitas.
Luego nos enteramos de que en un bar de moteros que hay por ahí se había organizado un conciertillo nazionalista. Da miedo pensar en coincidir con ellos en el metro a la vuelta a casa. Imagino que volverían todos borrachos, enardecidos por haberse encontrado entre ellos, pues ya no quedan muchos cerebros de esas características, y a mí, por ser morena, por ser mujer, por ser diferente, ya me habrían dado el susto. Y la verdad, todo el mundo tiene derecho a pensar y a expresar lo que le de la gana pero, como dice mi compañera de piso, Anna, ser nazi es como para serlo a escondidas. Así que no puedo evitar en parte sentirme agradecida a Antifascistas y Pasma por haberme librado de un momento incómodo. A pesar de que mi convicción absoluta en la Libertad de Expresión me obliga a aceptar que unos cuantos puedan quedar a celebrar una fecha con un concierto sin que nadie se lo impida.
El despliegue policial alrededor de estos hechos fue ayer espectacular, desmedido. En vez de una reyerta entre bandas, parecía que hubiera habido un atentado. Exagerado. La vecindad flipaba. Y una no puede evitar pensar que tal efecto teatral es una demostración de poder y bondad de cara a las manifestaciones del día 15 de Octubre en Barcelona. Si la ciudadanía sin demasiadas inquietudes políticas pero jodida igual por la crisis y por las injustas medidas de los gobiernos, bancos y otras empresas planetarias, se siente tranquila hoy en manos de sus protectores, el sábado 15, si hay algún pequeño altercado sobredimensionado luego por los medios de comunicación, irán a favor de la Policía, o sea, del Poder. Y voilá. Ya han girado la tortilla. Lo que no entienden es que, a estas alturas, la ciudadanía ya comprende estos mecanismos. 
Por otro lado, pienso que la acción correcta de la pasma hubiera sido ayer simplemente garantizar que los cuatro nazis que quedan no se desmadraran más de la cuenta desplegando discretamente efectivos en puntos clave de la ciudad. Porque al final la cosa va en contra de ellos mismos. Al detener a los antifascistas, que, seamos justos, intentaron impedir ayer  la libre expresión de otras personas, lo que están demostrando es que están al lado de los nazis. Quieran o no, es lo que parece. Ayer a mí un antidisturbios, que me produce exactamente el mismo miedo atávico que un nazi, me dijo que estaban allí para impedir que hubiera muertos. Complejo de Batman, pensé yo. A mí no me importa que se maten entre ellos si es lo que les pide el cuerpo. Lo que me importa es que a mí no me afecte.
Así que mi conclusión para el 12 de Octubre de 2012 es que el ayuntamiento de Barcelona busque un enclave aislado, grande y al descubierto, algún solar o descampado y lo ponga a disposición de ultraderechistas y antifascistas. Que queden a una hora y se den unas cuantas palizas. Cuando acabe el asunto, fuegos artificiales. Y al día siguiente, sangrientas y suculentas noticias para la prensa. Al fin y al cabo no es más que otra tradición para idiotas colgados del pasado. Y así "tots contents", la ciudad puede disfrutar de su día festivo sin altercados que afecten a lo personal, la poli puede sacar a paseo sus flamantes uniformes, y las bandas pueden sacar la adrenalina que llevan contenida.
Y para acabar, cambiar la celebración "Día de la Hispanidad", como hicieron los romanos y también los cristianos cuando una religión pasaba de moda y era sustituída por otra, por "Día de descanso laboral y escolar" y entonces sí lo celebraremos. Aquí ya nadie se siente Hispano, estamos todos mezclados, somos Terrícolas.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Kasa okupada, casa enlatada?

Hace mucho tiempo escribí un pequeño poema en la revista VACÍO titulado "Kasa okupada, casa encantada" o algo así, que además salió hasta en un libro sobre la globalización, sin mi conocimiento, por cierto. En aquellos momentos tenía bastante contacto con La casa de la Muntanya, Los Blokes Fantasma y El Palomar, emblemáticos centros okupas de Barcelona. Estoy hablando de mediados de los noventa, cuando la gente empezaba a aceptar la tecnología de la telefonía móvil y el uso doméstico de las computadoras, cuando Internet aún causaba rechazo. Y es que la novedad aterra al terrícola común. 
Fue entonces cuando un puñado de valientes okuparon el Cine Princesa, en pleno centro de la ciudad, con su pronto desalojo. También estaba en danza La Hamsa, en el barrio de Sants. Y algunas otras más, como Kan Titella o Les Naus, en el barrio de Grácia. Era un buen momento para la okupación. Había manifestaciones de apoyo al movimiento bastante multitudinarias y la asistencia a los eventos organizados en los centros sociales era notable. Era la respuesta de la ciudadanía a la especulación de la vivienda. Y también era una buena solución a la escasez de continentes de inquietudes culturales. Se puso de moda. Y así los CSO (Centros Sociales Okupados) empezaron a recibir propuestas que se alejaban de los tópicos punkikumbas catalanoides y exploraban nuevos aires más eclécticos, cercanos en esencia a los que se desarrollan en ciudades europeas en las que la okupación está mejor instalada en la sociedad.
Dos elementos cortaron radicalmente ese flujo que empezaba a fluir y que nunca sabremos cuantas cosas interesantes podría haber aportado al arte y al espectáculo, a la cultura y al entretenimiento. En primer, y destacadísimo lugar, la acción efectiva y despiadada de las autoridades. No queda la menor duda que ese fue el gran cuchillo que cortó la tarta hasta dejarla en migajas. Pero en segundo lugar estaba, y está, ese aburrido tufillo pueblerino, provinciano, anticuado y aguafiestas que desprende lo políticamente correcto y que contagia hasta al más rebelde de los grupúsculos en esta cuadriculada ciudad. Las insoportables asambleas. Las ideas enlatadas de los autocomplacidos estudiantes de la Uni. El interminable Mayo del 68. El miedo a no seguir el ideario imaginario de lo que mola y lo que no. Lo ortodoxo, al fin y al cabo. El terror a romper con el pasado. La falta de imaginación para inventarse un nuevo presente. Etc. 
Cuando estaba ya muy claro que el movimiento okupa iba a ser prácticamente descuartizado, recuerdo haber pensado que no toda la culpa era externa. Recuerdo haber intuído que los indepes de barretina, los anarkomunistas y los estudiantes con Guy Debord bajo el brazo iban a colaborar con ello, sin pretenderlo,  con sus ideas en fila. Y así ha sido.
Las kasas okupas pueden contarse con los dedos de una mano. 
Ningún movimiento estético, cultural, artístico, ha surgido.
Las ideas asamblearias, mayosesentaocheras, indepes, pasadistas y aburridas siguen su libre curso, porque no representan, en realidad, ninguna amenaza para el sistema.
Me aburro.




jueves, 6 de octubre de 2011

Sicko

Ya se nota la escasez en la Seguridad Social.
Vean este documental de Michael Moore para saber lo que se nos viene encima. En poco tiempo, estaremos así. Y la crisis no hará más que agravarse...para los de siempre, me refiero. Porque ahora la gente normal se va a ir de cabeza a la medicina privada, y va a tener menos dinero aún que antes y la bola de nieve se hará más y más grande. Gran idea recortar la sanidad.