miércoles, 6 de julio de 2011

Más Música

¿Para qué necesitamos una SGAE? Los editores no sé, pero los autores pueden, mejor dicho PODEMOS, organizarnos de otra manera. Ya lo estamos haciendo desde hace tiempo. Pero la SGAE, ajena a la realidad e inmersa en su maquinita de hacer dinero, se ha montado el negocio sobre nuestra chepa. Tengo muchos amigos que no son autores más que de sus propias vidas, que ya es mucho, que no entienden demasiado como funciona el proceso creativo ni el proceso de sacar la obra al exterior. Creen que los que están en la cima, los que ganan pasta y son famosos, son simplemente los mejores. Y yo disiento, porque eso es cuestión de gustos y de cultura general. Basta con leer un poco de novela y un poco de poesía para darse cuenta de que Sabina no es ni mucho menos un poeta, y que además lo que cuenta tiene escaso interés,  por poner un ejemplo de mi propia cosecha de antimitos.  Y para mí son mucho más gratificantes las letras de mis amigas la atrevida, punzante y divertida Silvia Escario (Último Resorte, Berlín 80, Algo Tóxico) y  la poeta de la pureza oscura, Tina Gil. O los futuristas eslóganes de Dani "Hipercarga". O las profundas revelaciones atemporales de Ángel (GRB, El sueño eterno, Cyborgs). Y todo esto lo digo gratis. Y los pincho cuando pongo música sin que ellos me cobren absolutamente nada, ni me paguen tampoco. Y si cobro alguna cosa, por ejemplo un tanto porciento de las consumiciones de la barra, no vienen Silvia, Tina, Dani y Ángel a pedirme una parte. Si no que el Bar en el que estoy pinchando se la da a la SGAE, por obligación, que luego ese dinero se lo regala a otros. Porque los músicos famosos, los que la gente reconoce por la calle, los que tienen casa con piscina y una vida más o menos de rockstar, de los que la gente se sabe las canciones y los piden en las bodas, no viven solamente de vender discos y hacer conciertos, si no que se llevan pasta porque sus canciones suenen en un bar, en la radio, en un cedé que te has grabado de un amigo, en una peluquería (o eso pretendían, no sé si lo consigueron al final, y tampoco sé qué pasa con los taxistas, me extraña que no les cobren a ellos también), en una discoteca, en la comunión de tu primito del pueblo, en fin, cada vez que uno de sus temas suena en cualquier sitio (una vez vinieron a Contrabanda FM a reclamar su parte y fue una risa para todos. Las radios libres aún mantenemos nuestra libertad)Y como estos artistas famosos y sus representantes, como los dueños de sus carreras y los clientes a los que sirven,  no tienen manera de calcular cuantas veces pueden sonar, lo hacen a través de dos procedimientos:
1. Asegurarse de que suenen en TODAS partes
2. Cobrarlo TODO, por si acaso

Para mí es rastrero pedirle a la Sociedad General de Autores y Editores, que es una mafia cosida a otras, que se limpien la cara y sean más transparentes, porque es rastrero financiar la carrera de un artista con el robo. Un artista de la letra y las notas (escritor, poeta, letrista, compositor, guionista, dramaturgo y no miento a los intérpretes a propósito, por muy maravillosos que sean interpretando lo que se ha creado) se gana el favor del público con su talento, no lo compra. Y menos aún, lo roba a sus propios compañeros.
Soy más de la opinión de pasar olímpicamente de la SGAE, que se organicen si quieren los famosos por su cuenta, y que nos dejen en paz a los demás. Es decir, que se permita, facilite, respete y se deje de obstruir el funcionamiento de emisoras de radio y televisión independientes, que dejen en paz a los bares que ya se entenderán con los músicos y deejays, que simplemente no metan las zarpas en todo lo que puedan, y que nos dejen en paz a los que no queremos hacerlo a su manera. Que dejen en paz al público, que nos dejen elegir.Y a ver quién gana.
Para protegernos de posibles copiones, que da mucha rabia, podemos registrar las obras en internet mismo y sin pagar, podemos compartirlas si queremos, regalarlas o venderlas sin que nos controle nadie con la intención de llevarse tajada. Lo ideal es que las empresas relacionadas con la Indústria discográfica y cinematográfica y el gobierno de turno no sean sindergüenzas, y permitan que esto suceda desbloqueando los canales de información.

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