domingo, 1 de mayo de 2011

No me gusta el fútbol, pero...


No me gusta el deporte, ni verlo, ni practicarlo. Llevo años intentando entender a mis congéneres en este sentido y he logrado comprender un par de cosas. La primera, que el ejercicio físico es fundamental para el mantenimiento del cuerpo humano. La segunda, que identificarse con un equipo es muy necesario, o eso parece, para la mayoría. Será por residuos tribales o por lo que sea, pero está claro que la gente se apunta al griterío y al sentimiento en masa.
Que haya tardado tantos años en comprender la importancia del ejercicio lo atribuyo a mi genética, o sea no lo he necesitado hasta ahora, y a la educación. “Gimnasia” era, en mis tiempos escolares, una asignatura más que puntuaba como tal. Y sigue siéndolo. Si se me hubiera explicado y guiado para asimilar que es bueno hacer un poco de gimnasia cada día, yo lo hubiera incorporado a mis costumbres. Pero el hecho de que fuera una asignatura, para mí tan pesada como matemáticas, lo convirtió en algo aburrido. Sólo la disfrutaban aquellos que entienden el deporte como una competición. Pienso que en las escuelas el mantenimiento físico y los juegos deportivos tendrían que estar contemplados como algo esencial en el desarrollo de los cachorros humanos, sin exámenes, sin puntuación, sin evaluaciones. Puro entrenamiento.
Y si he tardado tanto en comprender al público general es porque a mí el espectáculo deportivo me parece antiestético. Salvo los monos glam de las competiciones de motor y los trajes anatómicos de la natación, todo lo demás me resulta horroroso a la vista, desde los pantalones de pinza de pijazos de los golfistas, hasta los shorts blancos del tenis y qué decir del vestuario de niños de cole de curas del fútbol. Terrorismo visual. Además, mi esnobismo no me permite hacerme uno con la masa por algo tan frívolo. Esos humanos sudorosos vestidos con camisetas de pijama de rayas, luciendo banderitas y berreando por las calles me parecen zombis, no humanos. Pero a fuerza de ser compasiva, y gracias a la información recibida, al fin he logrado aprobar internamente el hecho de que mis contemporáneos todavía necesiten una identificación a gran escala con representantes del virtuosismo deportivo. Asimilo pues que es algo muy importante para la humanidad y que va a estar entre nosotros mucho tiempo. Siempre.
Aquí en Europa sin duda el Rey de los deportes es el Fútbol…(suspiro)…hasta el punto de ocupar medio informativo y muchísimas páginas en los periódicos. El fútbol es más grande que el Arte…(más suspiros)…el fútbol es casi una religión. El fútbol, con su sistema de representación local, inspira sentimientos patrióticos de pueblo contra pueblo por lo que va directamente en contra de la Terricolización que sueño. ¡Es tan anticuado y provinciano defender a un equipo por su localización en el mapa!...sin embargo, ya digo, también comprendo la emoción de la competitividad, la necesidad humana de la expresión colectiva de sentimientos, y la diversión del juego.

Voy a dejar de lado las consideraciones a cerca del gran negocio futbolero, y de cómo se usa este deporte para apartar la atención de la población sobre los problemas graves. Es así de todos modos, pero también estoy a favor de la terapia grupal. Si las cosas van mal, que lo van, por lo menos que podamos gritar un poco y desahogarnos. Seguro que toda esa gente que insulta al árbitro, llora por un penalti y se abraza encendida por un gol, es a la vez potencialmente capaz de protestar por los recortes en sanidad.

Voy a dar por sentado que el fútbol va a ser el deporte oficial terrícola, pero se podría aplicar a cualquier otro, y voy a sugerir unas cuantas ideas para que encaje, en mi opinión, en una sociedad avanzada:

-         Debería ser mixto. Es un insulto que el deporte más seguido del mundo esté jugado y manejado exclusivamente por hombres. Hay mujeres fuertes, resistentes, diestras, hábiles, y rápidas, que juegan a fútbol. Hay mujeres inteligentes, carismáticas, resolutivas y prácticas que dirigen y entrenan equipos. Es vergonzoso que a día de hoy esta realidad no haya llegado aún al deporte massmedia. Significa que mantenemos entre todos la idea de una sociedad protagonizada por el género masculino. Qué atraso y qué engaño.

-         Los equipos no deben representar a países, ciudades, o pueblos. Eso lo único que hace es acentuar unas diferencias nimias entre seres humanos y alentar un estúpido sentimiento patriótico que hasta hoy ha sido excusa de guerras. El patriotismo, válido quizás cuando éramos cuatro gatos y la Tierra un extenso terreno, ya no sirve en un mundo de las dimensiones actuales. Sabemos que es el dinero, los negocios, el petróleo, lo que en realidad genera guerras y muerte. Los equipos tampoco deberían representar a marcas corporativas, ¿has visto Rollerball?, eso sería asqueroso. Entonces, ¿cómo repartir a los humanos en equipos para asegurar la continuidad de la excitación de la competitividad?, está claro que dentro de la iconografía futbolera se necesitan unos colores para el vestuario y los banderines. Yo propongo una reorganización por estilos. Esto ya pasa, sólo hay que ver al Real Madrid y su imagen. No sé como todos son chulescos, engominados, estrellitas malcriadas, quinquipijos y niños bonitos atontolinados. Buscan un perfil. El Real Madrid debería llamarse algo como “Narciso Fútbol Club”. En este sentido, el FC Barcelona se acerca más a lo que yo entiendo por un Equipo de fútbol. La consigna general es la humildad, la discreción y el juego limpio, y, a excepción del orejudo y su novia cantante reteñida y del brutote y su novia minimodelo, los jugadores se limitan a intentar jugar bien al fútbol y dejar su vida personal, que me importa tres pimientos, al margen del juego. El Sr. Guardiola, vendido en Catalunya, por desgracia, como un héroe nacional, tiene buenas cualidades aunque nunca he entendido que les hagan ruedas de prensa. Esto es un juego, ¡un juego! y no debería ser tomado tan en serio. Los equipos podrían estar diseñados respecto a tendencias de carácter, unos más zafios, otros más elegantes. Si es que no hay más remedio que sea el fútbol, y no cualquier otro deporte, el elegido por la humanidad como deporte de masas, porque es justamente el que representa lo más atrasado de la civilización.

-         Los jugadores, y qué decir del resto del tinglado, no deberían ser millonarios. Estos pobres chavales son muy jóvenes, y si van a representar el espíritu deportivo de la humanidad, es contraproducente tratarlos como a niñitos sobreprotegidos. El deporte significa esfuerzo, cooperación, concentración y disciplina,  y si es de competición, eso se ve recompensado con la victoria. Para cumplir con estas máximas lo único que necesitan estos seres humanos especiales dotados con el grandísimo don de dominar el balón es un sitio donde entrenar, una cama donde descansar y una alimentación equilibrada. Los cochazos y las mansiones, sobran.

Y hasta aquí he podido llegar. Una hace lo que puede por proponer, que luego dicen que me quejo mucho y que no doy soluciones.

2 comentarios:

  1. Nunca me ha gustado el fútbol, jamás, y de pequeño me volví un genio perpetrando las mil y una excusas para librarme de las clases de gimnasia, a mi parecer totalmente inútiles y aburridas. Pero lo que más me toca los cojones, es cuando de mayor proclamo abiertamente que no me gusta el "deporte rey", las caras de perplejidad que tengo que aguantar son para ser fotografiadas en ocasiones. Aunque mi frase favorita es "Bueno, no te gustará el fútbol pero serás del Barsa, no?" dando por hecho que ser nacido en Barcelona me ha de hacer amar al equipo de la ciudad aunque el fútbol me importe un huevo, por increible que parezca, hay gente que no es capaz de comprender eso tampoco y yo lo que les respondo siempre es "¿A tí te gusta Operación Triunfo? ¿No? Pues imagina que uno de los concursantes es de tu tierra ¿Debes votarle y comprarte sus discos cuando salgan aunque te de asco en realidad solo porque sea de tu ciudad?".

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  2. ¿Rockero y antifútbol? Lo que tendrás que aguantar!! Muy acertada tu respuesta, me la apunto. Es como otra, muy buena, que me propusieron contestar cuando me preguntaran: ¿para cuando un hijo?" y yo respondería: "y tú, ¿para cuando un disco?" Hay que estar preparada para peguntas insolentes :)
    Ánimo, a lo mejor conseguimos que el fútbol quede obsoleto, jajjaaa

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