jueves, 28 de abril de 2011

ROYALAND EUROPE

Mis argumentaciones sobre la completa inutilidad de las monarquías no serán mejores que las que ya existen. Y para cualquiera que use la lógica es evidente que las familias reales están anticuadas y que solamente sirven como elementos decorativos, y que encima se llevan una buena pasta por ello. Yo tengo una propuesta que evitaría cortar cabezas, que eso tambien está anticuado.
Mi propuesta es la creación de ROYALAND, parque temático, donde residen todas las monarquías del planeta, cada familia en su castillo o choza de lujo, donde pueden pasear en yate por el lago, lucir modelitos, reunirse entre ellos, casarse entre ellos o con plebeyos, tener hijos, sucederse, tener vacaciones, jugar a golf, esquiar en la montaña de nieve artificial, saludar con la manita a los turistas desde un carruaje, etc. En un recinto cerrado tipo Disneylandia, podrían autoabastecerse cobrando entradas y vendiendo tazas y fotos firmadas, y vendiendo exclusivas a las revistas sobre sus amoríos, que parece ser que a la gente es lo que le hace gracia. Seguirían alimentando fantasías medievales de princesitas y príncipes, generarían su propio negocio y dejarían, por fin, las arcas públicas en paz y la representación de los países a otros seres humanos con mejores capacidades intelectuales.
ROYALAND EUROPE podría instalarse en Mónaco, por ejemplo.
Es una idea.

martes, 26 de abril de 2011

Bienvenido Mr. Buenafuente


Bienvenido, Mr. Buenafuente

Vaya por delante que yo a Buenafuente lo respeto mucho como showman televisivo y que pienso que es de lo poquísimo potable que hay en las televisiones a día de hoy. A mi gusto, claro. También es verdad que no tengo tele. En fin.

Por lo visto la gente le montó un pequeño pitote en el Twitter a Buenafuente al enterarse de que iba a entrevistar a la Sinde en su programa, hasta el punto que Andreu se agobió tanto que decidió ausentarse por unos días. Después de entrevistar a la ministra, ha vuelto y ha dejado constancia de un manifiesto que ha colgado en andreubuenafuente.com

Yo a Buenafuente, que lo sigo en el Twitter, no le aconsejé nada antes del programa con la Sinde porque no me enteré, que si no le hubiera dicho algo, fijo. Algo como: “Dale caña, que es la Darth Veidara!!”, supongo. En cambio sí vi la entrevista, en el Youtube, y la verdad es que me pareció meliflua, meliflua, meliflua…(la entrevista, no ella, a mí la Sinde estéticamente me fascina, es como la mala de una peli de terror, me la imagino como a la malvada del Reino de Ming del Flash Gordon de los ochenta, o como a una psicópata que atemoriza a una familia, o como a la hija malévola del Sr. Burns de los Simpson)

Buenafuente tiene un estilo personal como entrevistador. Tener estilo mola. Y el de él se caracteriza por sus intentos de ser amable y mantenerse al margen de consideraciones. Pero es que tener a la Sinde en pleno cacao es un caramelito. Y hacerle una entrevista así es desaprovecharla, para eso mejor ni llamarla, la verdad (siempre partiendo de la base de que la haya llamado el equipo de él y no al revés) Tampoco era cuestión de sentarla en el sofalito y abofetearla, aunque el público tal vez se hubiera apuntado y habría quedado muy “Aterriza como puedas”…pero dejarla ir sin ni siquiera un puñalito verbal, un chascarrillo popular, si no, muy al contrario, darle jaboncitooo…no sé…no me lo esperaba. Creo que nadie se lo esperaba. Andreu tendrá sus gustos y opiniones como cualquier otra persona, pero por alguna razón, sin querer, a este personaje simpático y entrañable se le supone, al pobre, una ideología, una inclinación, un algo que ciertamente no tiene por qué tener. Hasta tal punto empatiza Buenafuente con sus espectadores. Empatía que se vio decepcionada, por ambas partes, un desamor que tuvo como escenario una red social.

Y es que Andreu, en realidad, es un recién llegado a la Red. Hasta la aparición de Twitter, Buenafuente, como la mayoría de famosos y famosillos, era un ser brillante e inalcanzable, una estrella, vamos. Una estrella más o menos cercana si vives en Barcelona. Pero no tan a mano como se ha expuesto, él solito, ahora. Se necesita de práctica, mucha, para aprender a debatir con calma, para aprender a ejercitar con elegancia la libre expresión, para aprender a esquivar idioteces en el constante intercambio entre ciudadanos que son las redes sociales. Y estoy segura de que Buenafuente, al igual que todos los demás, aunque quizás con más presión al ser más conocido y atraer a más curiosos, de esta experiencia habrá sacado algún aprendizaje que aplicará ahora de vuelta a Twitter, que algo tendrá para que no haya decidido cerrar su cuenta definitivamente y cortar así esa comunicación con su público (siempre él en el firmamento, ya que Twitter, no como Facebook, no permite más que frases cortitas y además sus sistema de seguidores sigue haciendo de barrera, ya que a él le siguen cientos pero él puede seguir a cinco si quiere, o sea no es un toma y daca horizontal)

Buenafuente y yo diferimos ligeramente ya en el primer punto de su encantador manifiesto. Él opina que las redes sociales no son el centro del mundo. Yo opino que las redes sociales SON el mundo. O un reflejo de él.

Jamás había existido semejante plataforma de comunicación para el uso de la totalidad del planeta. Hay muchos seres humanos que no tienen Internet, como los hay que no tienen acceso a cosas mucho más importantes como alimento, vivienda o medicinas. Pero el acceso a la información es uno de los derechos básicos de la humanidad. Así que si aún no lo tenemos, deberíamos tenerlo. Internet reúne todas las posibilidades de la televisión, la radio y la prensa, con la única, y no pequeña, diferencia de que esta vez la podemos usar todo el mundo. Todo el mundo, de cualquier edad, raza, ideología, patología o lo que sea, a excepción de la situación económica. Aún así por unos pocos euros casi cualquiera puede conectarse en un Cyber, o ir a casa del vecino (como se hacía antes con la tele o la radio) a mirar el correo o a ver una peli. Y el mejor invento en ese sentido dentro de la red, algo revolucionario hasta niveles que aún no comprendemos, han sido las redes sociales, que nos permiten comunicarnos con todo el planeta y cambian totalmente nuestra manera de entender nuestro entorno laboral, amistoso, emocional y familiar, que nos facilitan intercambiar información de manera rápida, veloz, como nunca antes. Yo soy muy fan de las redes sociales y además son gratuitas. Ya sé que salen a la bolsa y que son, como todo, un negocio, pero también soy fan del agua corriente, y de la electricidad, y sigo teniendo la esperanza de que el día de mañana se consiga toda la energía a través de sistemas que sean limpios y gratuitos. Internet es el lazo que nos une intelectualmente, al igual que los avances en transportes nos han unido físicamente. Es un grandísimo avance para la humanidad. Y quienes nos separan de disfrutar de estos avances, como siempre, son seres humanos como yo, como tú y como Buenafuente, que están recelosos de perder las ingentes cantidades de pasta que supone desprenderse de unos chanchullos que nos están sangrando vivos, porque esas personas no piensan en el género humano, en el planeta y en el futuro de nuestra especie, si no en sí mismos, en su bolsillo, en su ínfima, corta y miserable vida. La Sinde, con todo su glamurazo de pérfida trastocada, no es más que una marioneta que no sabe ni porqué hace las cosas porque está encerrada en su propia ceguera y envenenada de la endogamia mafiosa que la rodea. El peligro es mucho más grande que esa carnecita de Guiñol (otro gran programa, por cierto)…el peligro es que pretenden que continuemos en la ignorancia para así disfrutar unos añitos más de su dinero.

Salvaguardar la red va más allá de descargarse pelis gratis, mantener Internet como un espacio libre en el que cualquiera pueda comunicarse es un derecho. Nunca hemos tenido tan fácil, con toda la transformación social y cultural que eso conlleva, escribir artículos, hacer programas de radio (pensemos que constitucionalmente la ciudadanía tiene derecho a recibir y a DAR información y actualmente en España las radios ciudadanas todavía son ilegales) o de televisión, pinchar música (ajena o, y muy importante, propia, porque salir por la tele o sonar por la radio, si no es una radio libre,  es imposible si no pactas antes con discográficas, la mafia SGAE y todo el tinglado que hay montado) o colgar videoclips. El problema no es que Alejandro Sanz tema perder su tren de vida, es que los demás también tenemos derecho a que se oigan, por ejemplo, nuestras canciones y hasta la llegada de la Red y las descargas de mp3 esto era casi imposible. El problema es que tenemos derecho a elegir qué escuchar, qué leer, qué información recibir. Y ya sabéis que la información es una herramienta muy útil para “el poder”, o mejor dicho, para manipular a futuros compradores.

Pero bueno, yo sólo quería darle la bienvenida a Buenafuente.

Andreu, benvingut a la xarxa.